La Concertación Regional para la Gestión de Riesgos (CRGR), espacio con el que PRO-VIDA articula esfuerzos para la reducción de vulnerabilidades y fortalecimiento de la resiliencia a nivel centroamericano, manifestó hoy en conferencia de prensa en San Salvador que, Centroamérica se encuentra en una situación alarmante, tanto política, como social y ambiental. Siendo la migración masiva uno de los mayores problemas, muchas de ellas vinculadas a la vulnerabilidad climática, que provoca escasez de alimentos, desempleo y bajos salarios en el sector agrícola.
El cambio climático está provocando efectos negativos en todo el mundo, pero Centroamérica sufre constantemente los efectos del calentamiento global, provocando inundaciones, deslizamientos, incremento de temperaturas e impactando drásticamente de manera negativa en los medios de vida de las poblaciones más vulnerables, haciendo más difícil la adaptación y mitigación a estos fenómenos.
COMUNICADO DE PRENSA
CRISIS CLIMÁTICA EN CENTROAMÉRICA
Centroamérica se encuentra en una vorágine de situación alarmante, tanto política, como social y ambiental. Uno de los mayores problemas es la migración masiva, mucha de ella vinculada a la variabilidad climática, que provoca escasez de alimentos, desempleo y paupérrimos salarios en el sector agrícola.
El cambio climático sigue provocando efectos negativos en todo el mundo, pero Centroamérica sufre constantemente los efectos del calentamiento global, que se manifiesta en precipitaciones concentradas en poco tiempo que provoca inundaciones y deslizamientos, además, el incremento de temperaturas alrededor de los 40 grados provocan pérdidas en los medios de vida. Estos fenómenos están ocurriendo continuamente, lo cual hace más difícil la adaptación y mitigación a dichos efectos.
En el caso de El Salvador, en 2018 sufrió tres períodos de sequía, el primero fue de 40 días consecutivos, que tuvo como consecuencia 86 mil 747 manzanas de cultivos dañados, que supone 2.8 millones de quintales de producción perdida.
En Honduras, la escasez de lluvia devastó el 70% de cultivo de maíz y el 45% de frijol, lo cual afectó a más de 75 mil hondureños, de 66 municipios. De acuerdo al Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras – CONADEH, más de 170 mil familias son afectadas anualmente por la sequía.
En Nicaragua como consecuencia de los efectos de la variabilidad climática, cerca del 20% de la producción de granos básicos proyectados durante las primeras se han perdido, manifestando una tendencia negativa por su impacto en los precios de productos de la canasta básica.
En lo que respecta a Guatemala, de los 82 municipios que conforman el Corredor Seco, la población afectada y que presentan necesidades humanitarias son 556,288 personas, equivalente a 109,076 hogares este año. En concreto se han visto afectadas más de 297 mil familias por la pérdida del 80% del grano de maíz en la primera cosecha.
Ante este escenario, Naciones Unidas durante un evento celebrado recientemente en México, hizo un llamado a los gobiernos a dar más apoyo al corredor seco centroamericano por ser una región especialmente vulnerable a las sequias.
De acuerdo al Director General de la FAO José Graziano da Silva, más de 2 millones personas en la región han visto su medio de vida severamente afectados, y 1.4 millones de ellas necesitan asistencia alimentaria con urgencia.
Asimismo, el Director Adjunto en El Salvador del Programa Mundial de Alimentos, Marcos Selva, afirmó que buscan $30 millones de dólares para dar asistencia a los habitantes del Corredor Seco de los tres países del triángulo norte.
RETOS
La Concertación Regional para la Gestión del Riesgo – CRGR, señala ante el los Gobiernos Centroamericanos, Sistema de Naciones Unidas, Cooperación Internacional y la Población en general, lo siguiente:
- La situación en Centroamérica es compleja porque las soluciones a efectos del cambio climático, no pueden limitarse a las acciones asistencialistas y de corto plazo, si no a soluciones estructurales, que permita alcanzar la resiliencia comunitaria en el corto y mediano plazo.
- Es importante que los gobiernos y organismos internacionales inviertan en el corredor seco centroamericano, que debe ser atendida como una zona estratégica de desarrollo sostenible, para detener la inminente crisis humanitaria y la emigración masiva a causa de la inseguridad alimentaria y el incremento de la pobreza.
- Los pueblos centroamericanos se encuentran en una encrucijada; están golpeados por la crisis climática, lo cual es una de las causas que provocan desplazamientos.
- Pese a la represión de las autoridades migratorias los desplazados buscan cruzar las fronteras para encontrar una situación más estable.
- Miles mueren y son violentados en sus derechos, ante la indiferencia de los gobiernos centroamericanos y especialmente Estados Unidos, quien no solo niega la crisis del cambio climático, recorta la ayuda a los países e invierte para frenar el flujo de migrantes, a pesar de la necesidad que tiene de la mano de obra barata para mantener su Status Quo, dentro del sistema capitalista.
- Por lo tanto, “es urgente cambiar el modo de concebir la vida”, que actualmente está basado en el individualismo, egoísmo, explotación, exclusión y autoritarismo. Es necesario “promover y apoyar otras formas de hacer las cosas”, comenzando por recuperar o revitalizar la cosmovisión indígena y ancestral aplicada al cultivo de alimentos, con la producción por medio del uso de semillas nativas, técnicas agroecológicas y promoción de los mercados locales, que se fortalezca con un enfoque de derechos, género, inclusión e interculturalidad.
- Es innegable que las crisis por desastres afectan más a las mujeres, que se incrementa por los efectos de las crisis climáticas, como lo comprueban estudios como el de Catholic Relief Service y Cáritas El Salvador, en el que se revela que el 52% de los afectados por sequía corresponden a mujeres (2 millones 138 mil) y el 42% a hombres (1 mil 973).
- De nada servirá que los Estados inviertan, si la política al interior de los países predomine la ambición de obtener más ganancias mediante la industria extractiva y monocultivos (hidroeléctricas, minería metálica, caña de azúcar, palma africana) y la privatización de los bienes naturales como el agua.
San Salvador, 16 de julio de 2019.